Permanentemente escucho testimonios de mujeres, leo relatos, me llegan mensajes donde el común denominador es “qué hay de malo en mi o en mi bebé”: que pasé la semana 40 y aún no inicio el trabajo de parto o que tengo contracciones ineficaces (¿?) o no dilaté o soy muy baja, muy alta, muy gorda, muy flaca; o no se pujar y mi bebé no bajó o me esperaron un montón (3hs) y aún así no dilaté; o mi bebé es muy chicx para nacer o muy grande y me va a romper toda; o subí mucho en el embarazo o subí poco; o la panza está muy alta o muy baja; o el bebé está sentado, o sobre el lado derecho o el izquierdo… y así hasta el infinito. Hasta cuándo vamos a seguir cuestionándonos o culpándonos como mujeres? Sosteniendo y perpetuando la creencia absurda que somos poseedoras de una fisiología dañada, atrofiada, rota, suicida? Hasta cuándo vamos a seguir permitiendo que otrxs tomen decisiones sobre nuestros cuerpos y los de nuestrxs hijxs tildándonos de falladas, basadxs en ideas y creencias que no
Parirás con dolor reza la maldición bíblica. Parirás atada, drogada, anestesiada, manoseada, violentada, parirás sufriendo es la realidad que día a día impone el modelo hegemónico de atención perinatal y eso no es medicina, ni es ciencia, es cultura, se llama patriarcado.